El peor pegamento del mundo

A veces, la creatividad no surge de una genialidad, sino de un fallo que alguien se atreve a mirar de otra manera. Eso fue exactamente lo que ocurrió en los laboratorios de 3M, en 1968.

El químico Spencer Silver estaba trabajando en un nuevo tipo de adhesivo para la empresa. Su misión era crear un pegamento industrial súper fuerte. Pero, por más que lo intentaba, el resultado era decepcionante: una sustancia pegajosa, sí, pero demasiado débil. No servía para fijar nada de manera permanente. En un mundo donde se premiaba lo duradero, lo suyo parecía un completo fracaso.


Sin embargo, Spencer no tiró su “error” a la basura. Intuyó que aquella rareza podía tener algún valor, aunque no supiera todavía cuál. Durante años habló de su invento en charlas internas, intentando despertar el interés de algún colega. Pero nadie parecía encontrarle utilidad. Hasta que apareció Art Fry.

Art era ingeniero en la misma empresa, y también formaba parte del coro de su iglesia. Cada domingo se enfrentaba al mismo problema: sus marcapáginas del himnario se caían constantemente. Una mañana, mientras ensayaba, recordó aquel pegamento débil del que hablaba Spencer.

“¿Y si ese adhesivo pudiera sujetar el marcador, pero sin estropear la página?”, pensó.


Fue su chispa creativa.🔥
Un pequeño cambio de mirada que transformó lo que parecía inútil en una idea brillante.


En 1974 empezaron a probar las primeras versiones en las oficinas de 3M. Los empleados los usaban para dejar mensajes, notas rápidas, recordatorios… y todos querían más.

Así, en 1980, nacía oficialmente el Post-it, ese cuadradito amarillo que hoy vive pegado a nuestras pantallas, agendas y paredes, recordándonos cosas importantes —y, sin saberlo, recordándonos también que los errores pueden ser oro.

Lo que comenzó como un “pegamento fallido” terminó siendo una revolución silenciosa en la forma en que comunicamos ideas.


REVELACIÓN CREATIVA #3
El poder de mirar dos veces

A veces, lo que hoy parece un error, mañana puede ser una pista.
Lo que descartas, otro lo ve como una oportunidad.
La creatividad vive justo ahí: en esa segunda mirada que transforma la frustración en descubrimiento.

 ¿Y si lo que crees que salió mal… es en realidad el comienzo de algo nuevo?